viernes, 4 de julio de 2008

The man on the moon



No iba necesariamente a la luna pero su caminar de pechos valientes me hacía pensar que se dirigía a un lugar en extremo desconocido. Una noche de verano, no tan de verano como las noches de navidad, donde el cielo es negro y los árboles de gonzáles prada dejan ver su silueta nada anárquica, me encontraba prisionera en un recinto al que luego llamaría ¨directorio¨. Fue ahí cuando lo ví: lentes especiales para la atmosfera lunar empequeñecían sus ojos, dos ceros ovalados; su andar era pausado a pesar que en su mente la navidad ya había empezado. ¨Está nevando sobrina?¨ - diría mi tío Lucho. La navidad había empezado sí, enmarrocándonos, haciéndonos tocar piano de espaldas. Pero el mes de Enero nos dejaba sólos.
Así estábamos ayer, en una banca endurecida por nuestras palabras. Felizmente el frío se hizo presente y las ganas por buscar en mi closet una casaca acorde al momento surgieron de inmediato. La casaca era hecha para este hombre que al probársela se convirtió en astronauta. Volaremos hacia la luna?

2 comentarios:

Jorge Giraldo S. dijo...

a la luna y la estratosfera. Pero qe bien se ve todo desde arriba

Caty dijo...

le falta la nave al astronauta?
que ponga piloto automatico y les deseo un magnifico viaje.

la abuelita Elvira es lo maximo!!! hurra por ella viva el proletariado

y gracias por exponer mi gorro de abuelita, ya te envio mis ojos de cuy ... besito